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El aceite de la unción


¿Qué significa la unción con aceite en la Biblia y para qué sirve?

Esta es una pregunta muy pertinente pues hemos visto algunas prácticas de la unción con aceite que son ajenas a la Biblia.


En la Biblia se mencionan dos clases de unciones: la unción personal y la unción para consagración.


La unción personal

En el Antiguo Testamento, el aceite de oliva u otros ungüentos y sustancias aromáticas, se usaban para ungirse, poniéndolos en el rostro y en la cabeza (Deut. 28:40; Sal. 104:15; 23:5).

Se usaba como un perfume después de bañarse, para arreglarse, para asistir a un evento importante, como cuando Rut fue al encuentro de Booz (Rut 3:3). A Ester le dieron tratamientos de belleza, seis meses con aceite de mirra y seis meses con perfumes y ungüentos especiales (Est. 2:12)

Cuando había luto, no ungirse era una muestra de tristeza (2 S. 14:2), pero cuando pasaba el luto, la persona se bañaba, se ungía y se cambiaba de ropa, como David después de que muriera su hijo (2 S. 12:20). La unción personal era una muestra de gozo y de bendición, de salud.

En el Nuevo Testamento la unción se aplicaba de forma personal también. Se usaba para honrar a un visitante, ungiendo su cabeza (Lc. 7:46), aunque la mujer pecadora ungió los pies de Jesús con ungüento. María también ungió los pies del Señor con un perfume de nardo muy costoso (Jn. 12:3). Jesús dijo que era una preparación para su sepultura, porque también se aplicaban ungüentos y perfumes al cuerpo de los que morían (Jn. 19:39). A los que ayunaban, Jesús les mandó ungir su cabeza para que no tuvieran una apariencia miserable como los hipócritas que buscaban que la gente se compadeciera de ellos por sus ayunos (Mt. 6:17).

La unción personal es una muestra de alegría, de honra y de bendición.


La unción para consagración

Dios le ordenó a Moisés la elaboración de un aceite para la santa unción. Era un aceite aromático, un perfume (Éx. 30:22-25). Este se usó para consagrar el Tabernáculo, su mobiliario y para ungir a Aarón y sus hijos para consagrarlos como sacerdotes. No se debía usar para otra cosa (Éx. 30:26-32). El aceite de la santa unción no era para el uso personal.

El aceite de la santa unción se usaba para consagrar a tres tipos de personajes especiales para habilitarlos en su función a favor del pueblo de Dios:

  • Se usaba durante la consagración de los sacerdotes: Moisés ungió a Aarón y sus hijos. La unción era un prerrequisito para servir a Dios en el sacerdocio (Éx. 29:7)

  • Se usaba para la consagración de los reyes: El profeta Samuel ungió a David y el Espíritu del Señor vino sobre David en ese momento (1 S. 16:13) Esto es muy importante porque nos muestra que el aceite de la unción es una figura del Espíritu Santo. El sacerdote Zadoc ungió a Salomón con aceite que tomó del Tabernáculo. Es decir que no se podía usar cualquier aceite en esta ceremonia (1 R. 1:39). Los reyes eran reconocidos como “ungidos del Señor (Sal. 20:6).

  • La consagración de los profetas: Elías ungió a Eliseo para ocupar su lugar como profeta (1 R. 19:16)


La unción con aceite les daba a estos personajes una investidura de parte de Dios que los capacitaba mediante el poder del Espíritu Santo para llevar a cabo su ministerio.


La unción con aceite en el Antiguo Testamento es un tipo (figura, sombra) de la unción del Espíritu Santo en el Nuevo Testamento (Heb. 10:1)

El “aceite de la unción” que se usó en la consagración de Jesús fue el Espíritu Santo. Cuando Jesús se bautizó en agua, el Espíritu Santo descendió sobre él (Lc. 3:22). Esta unción lo capacitó para llevar a cabo su ministerio como Sacerdote, Profeta y Rey. Cuando inició su ministerio dijo: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres…” (Lc. 4:18). Luego Pedro dio testimonio de esto diciendo que Dios había ungido a Jesús con el Espíritu Santo y con poder (Hch. 10:38). Cristo es el Ungido de Dios por excelencia.

Sin embargo, Jesús prometió que esa unción estaría al alcance de todo creyente. Él dijo: Recibirán poder cuando venga sobre ustedes el Espíritu Santo (Hch. 1:8). Esta promesa empezó a cumplirse el día de Pentecostés cuando el Espíritu descendió y fueron todos llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen (Hch. 2:4).

Los creyentes no son ungidos con aceite de la unción sino con la unción del Espíritu Santo para ejercer su ministerio como sacerdotes espirituales. No vemos en el NT que los ministros, apóstoles, profetas, ni los ancianos hayan sido ungidos con aceite tampoco.


Diferencia entre la unción del AT y la del NT

Como ya hemos visto, en el Antiguo Testamento la unción era para algunas personas especiales, pero en el Nuevo Testamento la unción es para todos los creyentes. Pedro dijo el día de Pentecostés: Porque la promesa es para ustedes y para sus hijos, para todos los que están lejos, y para todos aquellos a quienes el Señor nuestro Dios llame (Hch. 2:39).

En el Antiguo Testamento la unción era temporal. El Espíritu se apartó de Saúl (1 S. 16:14), y David oraba que Dios no le quitara su santo Espíritu (Sal. 51:11). Pero en el NT la unción del Espíritu Santo es permanente. Cristo dijo: “Y yo rogaré al Padre, y él les dará otro Consolador, para que esté con ustedes para siempre” (Jn. 14:16).


La unción de los enfermos

En el NT encontramos una práctica especial de la unción con aceite. Cuando Jesús mandó a los discípulos de dos en dos para predicar, ellos ungían con aceite a los enfermos y los sanaban (Mr. 6:13). Después, Santiago, el hermano del Señor, estableció que los ancianos de la iglesia ungieran a los enfermos con aceite en el nombre del Señor (Stg. 5:14).

¿Cuál era el propósito del aceite?

Podemos decir con certeza que el aceite no tenía poderes curativos. Lo que sanaba al enfermo era la oración de fe y la imposición de manos en el nombre del Señor.

Stg. 5:14-15 RVC

¿Hay entre ustedes algún enfermo? Que se llame a los ancianos de la iglesia, para que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor.

La oración de fe sanará al enfermo, y el Señor lo levantará de su lecho. Si acaso ha pecado, sus pecados le serán perdonados.


El poder para sanar está en el nombre del Señor. Cuando el cojo que estaba en la puerta La Hermosa fue sanado, Pedro dijo: “por la fe en su nombre… Dios lo ha sanado completamente…” (Hch. 316). Cristo dijo que, si ponemos nuestras manos sobre los enfermos en su nombre, estos sanarán (Mr. 16:18). Ni los ancianos, ni el aceite sanan al enfermo. Es el Señor nuestro Sanador.

En este caso, el aceite no se usa para la consagración del enfermo, parece que esta unción tiene el propósito de alegrar el corazón del enfermo. Es como decirle al enfermo: deja de estar triste, el Señor te va a sanar. Alégrate, que ya viene la bendición.


Conclusión

En el Nuevo Testamento la unción viene directamente del Espíritu Santo. No necesitamos ungir con aceite a nadie, excepto a los enfermos, cuando estos llaman a los ancianos.

No queda lugar para ungir casas ni cosas. Tampoco para la práctica de la extremaunción que se aplica a los que están a punto de morir. No queda lugar para usar aceite para echar fuera a los demonios o para reclamar una región como propiedad del Señor. No queda lugar para pensar que el aceite tenga poder alguno, ni para tener ideas supersticiosas.

Tenemos el nombre de Cristo y tenemos la unción del Espíritu Santo. Y eso es más que suficiente.


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