El apóstol Pablo compartió con los creyentes de Éfeso una idea enigmática:
Ef. 2:4-7
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,
aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos),
y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,
para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
Nosotros estábamos muertos en nuestros pecados, pero Dios, por su misericordia y su gran amor, nos dio vida, nos resucitó y nos hizo sentar en lugares celestiales.
No es difícil entender que estábamos muertos en nuestros pecados. Quizá tampoco sea difícil entender que nos resucitó, pues estábamos muertos y ahora tenemos vida en Cristo.
Pero ¿qué significa estar sentados en lugares celestiales? No estamos en el cielo, todavía estamos en la tierra.
Pablo dice en otras epístolas que fuimos crucificados con él, sepultados con él y resucitados con él. Pero ¿cuándo fuimos crucificados y sepultados y resucitados?
Quizá la clave está en la frase “en Cristo” o “en él” o “con Cristo” que encontramos más de cien veces en el Nuevo Testamento.
Esta frase abre un cofre de tesoros para los creyentes. Estar “en Cristo” significa que:
Fuimos escogidos desde antes de la fundación del mundo para ser santos y sin mancha, en él – Ef. 1:4
Somos nuevas criaturas en Cristo – 2 Co. 5:17
Somos hechos justicia de Dios en él – 2 Co. 5:21
No hay condenación para nosotros en Cristo – Ro. 8:1
Vivimos siempre en triunfo en Cristo – 2 Co. 2:14
Somos santos y fieles en Cristo – Ef. 1:1
Todo lo podemos en Cristo – Fil. 4:13
Estamos completos en él – Col. 2:10
¡Gloria a Dios! Hay muchas otras cosas que tenemos cuando estamos en Cristo, pero estas son más que suficientes.
Pero, un momento. Tú puedes decir: Yo no me siento muy justo, ni muy santo, ni muy fiel, ni vivo siempre en triunfo, ni me siento completo.
Es verdad. Tú no te ves así, pero Dios sí te ve así.
¿Por qué? Porque estás en Cristo. Esa es tu posición. Esa es la realidad desde el punto de vista de Dios. Cuando Dios te ve, no ve tus fallas, no ve tu pecado, ni tu imperfección. Dios ve a Cristo. Dios “llama las cosas que no son, como si fuesen” (Ro. 4:17). “Pues como él es, así somos nosotros en este mundo” (1 Jn. 4:17). Estar “en Cristo” significa que dónde él esta, nosotros estamos, lo que él es, nosotros somos.
Creo que esto nos ayuda a entender declaraciones como:
Somos “santos y fieles”. No nos vemos así, pero Dios nos ve así.
Estamos “sentados en lugares celestiales”. No nos vemos así, pero Dios nos ve así.
Estamos “completos en él”. No nos vemos así, pero Dios nos ve así.
Dios no nos ve por lo que fuimos. Nuestro pasado ha quedado borrado. Tampoco nos ve por lo que somos, llenos de imperfecciones. Nos ve “en Cristo” por lo que seremos.
La pregunta es, entonces, ¿cómo llegamos de lo que somos a lo que seremos? ¿Cómo llegamos a ser santos? ¿Cómo llegamos a estar sentados con Cristo en lugares celestiales?
Estar “en Cristo” también significa tener una relación viva y significativa con Cristo. No es solo una posición que recibimos por fe en Cristo, sino que es una relación con Cristo.
La manera de llegar a ser lo que Dios ve en nosotros es mediante caminar con Cristo, vivir con Cristo, tener comunión con Cristo. En la medida que permanecemos en relación con Cristo crecemos para llenar las expectativas de Dios.
En los Estados Unidos hay parejas que se casan solo para obtener la ciudadanía. Son marido y mujer en el papel, pero no hay amor, no hay compromiso, no hay relación. Hay muchas parejas que están casadas, que viven bajo el mismo techo, pero que están distantes, cada uno va por su lado, no hay relación.
Muchos creyentes están “en Cristo”, pero no tienen una relación con Cristo y, por lo tanto, no están creciendo para llegar a ser lo que Dios quiere que sean.
Puedes inscribirte a un gimnasio, puedes tener la credencial de membresía, pero si no vas al gimnasio regularmente para hacer ejercicio, nunca vas a llegar a ser tan saludable como podrías. No es suficiente con ser miembro, es necesario tener una relación constante para recibir todos los beneficios. Mira lo que dice:
Col. 2:6-7
Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él;
arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias.
Necesitamos andar en él, ser arraigados en él, ser sobreedificados en él. Estas tres cosas nos hablan de una relación personal, profunda y significativa. Debemos andar en él. Cada paso que damos debemos darlo en Cristo. Debemos arraigarnos, es decir, debemos echar raíces profundas. Esto solo será posible si recibimos constantemente el agua de la palabra y del Espíritu en nuestra vida. Debemos ser sobreedificados. Esto demanda trabajo, compromiso, dedicación.
Estar “en Cristo” significa tener una relación con Cristo.
Pablo lo expresa de una manera poderosa:
Gál. 2:20
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Como estoy “en Cristo”, estoy crucificado con él. Como estoy “en Cristo”, ahora vivo para él, ahora vivo en la fe de Cristo. Estar “en Cristo” significa que ahora Cristo vive en mí y yo voy a permitir que su vida se manifieste a través de mí.
Entonces, Dios dice que yo soy santo… ¡y lo soy en Cristo! Pero, ¿cómo puedo llegar a ser santo?
Cristo oró “santifícalos en tu verdad, tu palabra es verdad” (Jn. 17:17). Pedro dijo que somos elegidos en “santificación del Espíritu” (1 P. 1:2). Para ser santos necesitamos vivir en relación con Cristo a través de su palabra y de su Espíritu.
Finalmente, ¿qué significa estar sentados en lugares celestiales? Sabemos que un día los vencedores se sentarán con Cristo en su trono (Ap. 3:21). Pero creo que ahora, cuando mantenemos una relación profunda con Cristo, podemos ver las cosas desde la perspectiva divina. Podemos sentir lo que Cristo siente. Podemos amar lo que Cristo ama. Podemos vivir por encima de las circunstancias de la vida.
El resto del capítulo 2 de Efesios, nos muestra cómo vivir sentados en lugares celestiales:
Vivimos mostrando las abundantes riquezas de la gracia de Dios (v. 7).
Vivimos andando en las buenas obras que Dios preparó para nosotros (v. 10).
Vivimos cerca de Dios por la sangre de Cristo (v. 13)
Vivimos reconciliados con Dios (v. 16)
Vivimos teniendo entrada al Padre (v.18)
Vivimos como miembros de la familia de Dios (v. 19)
Vivimos como templo santo y morada de Dios (v. 21-22)
Estar sentados en lugares celestiales con Cristo significa que vivimos en otro nivel. Nuestro enfoque es más alto:
Col 3:1-4
Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.
Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.
Estar sentados con Cristo en lugares celestiales significa buscar las cosas de arriba. Significa vivir como muertos a las cosas terrenales, pero con la vida abundante que Cristo nos dio. Significa vivir plenamente identificados con Cristo.
Un día nos sentaremos con Cristo en su trono, mientras tanto, vivimos en esta tierra como extranjeros y peregrinos. Vivimos en el mundo sabiendo que no somos del mundo, porque nuestra ciudadanía está en los cielos. Nuestra función aquí es ser embajadores en nombre de Cristo. Somos representantes de Cristo, representantes del cielo.
Mientras más permanezcamos en relación con Cristo más podrá ver la gente a Cristo en nosotros.
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